En Memoria de Ana María Arango Jiménez
Asohelvetia se une al sentimiento de pesar por el fallecimiento de Ana María Arango Jiménez y comparte este texto escrito por sus compañeros de colegio en su memoria, en el primer mes de su partida.
Para Ana
Algún día construiré una casa tapizada en terciopelo en nombre de esa carta que nunca llegó, de esa risa contagiosa y de esas zancadas gigantes de una niña loca con sombrero de Speedy González que nos marcó para siempre.
Estará decorada con frutas de todos los colores, que nunca se pudran, y cada cuarto tendrá el aroma de una de ellas: manzana, piña, arándanos, ciruela, durazno… (papaya quizás no). Además, todas las ventanas de la casa tendrán un filtro ultravioleta reforzado, para que los rayos de sol que entren a calentarla acaricien la piel sin lastimarla.
Tiene que haber un closet enorme, para que guardes toda tu ropa y la que falta por llegar, no solo son telas, llevan consigo tu afecto, y un millón de significados que les impregnas cada día, tu estado emocional, tu posición política, y una historia particular tras cada objeto, como el collar que te regaló Martha o el saco que diseñaste para tu monografía.
Y un cuarto lleno de libros y una cama que casi no deja espacio para caminar, donde se habla solo de cosas que se pueden explicar de más de una forma y tú eres la única que sabe cuál es la correcta. Donde defines que el romance es lo único que vale la pena y a lo único a lo que no hay que acercarse; donde los buenos líquidos para el cuerpo son agua de la isla Fiji y el vodka de vainilla, los buenos planes son un bowl vegano planeado y una escapada nocturna sin expectativas; y las preocupaciones del día se discuten como un efímero estorbo y un eterno testigo de la autenticidad de tu apoyo incondicional y tu amistad.
Nos quedaríamos horas encerradas burlándonos de todo y riéndonos como unas locas, poniendo música de fiesta, pero también la música más romántica. Comeríamos sanduche de zapallo con jugo de lulo o solo nos quedaríamos acostadas en la cama hablando de bobadas y mirando al techo.
De vez en cuando prenderé un palo santo y cerraré los ojos para escucharte galopar por toda la casa como solías hacerlo en la tuya. Además, escucharé nuestras risas en el fondo de mi memoria para contagiarme de tu alegría.
Habrá una pintura de Cartagena, para acordarse de la aventura por las calles de la ciudad amurallada para conseguir LA mejor ensalada de Crepes y Waffles, para después comerla sobre la muralla acompañados del atardecer. Nadie mejor para un paseo así.
En la esquina hay un pequeño cuadro hecho por mi -del cual solamente me dirás que me quedó horrible y “muy de mi estilo”- con una frase que me dijiste en un desayuno en el que comiste una hamburguesa y tres milos mientras te miraba asombrada; “es que me di cuenta con la enfermedad, que la vida hay que disfrutarla y vivirla mucho más”. Gracias por enseñarme a vivir. Te llevo conmigo siempre.
En la cocina tendré toneladas de esa comida vegana, para llenar platos y bandejas como esas que te servías en el colegio,
Tu mousse de chocolate hecho de aguacate que no sabe a aguacate.
Y el recuerdo de mi primer brownie vegano, nunca me voy a olvidar del sabor. Gracias por compartir conmigo tantos días, tantas risas. Fuiste gran parte de mi alegría en el colegio y estaré siempre agradecido contigo y tu energía que todavía contagia desde donde sea que venga. Te adoro, Anita, la fashionista vegana.
Sólo recuerdos hermosos, recuerdos bellos. Crisis en la universidad que nos ayudamos y siempre terminamos riendo, un tote bag, las cartas de amor de chiquitos y una sonrisa siempre me van a llenar el alma de Anita, eterna.
Pensaré en todas las risas en el bus del colegio cuando éramos pequeñas, las canciones que compusimos mientras el recorrido iba por la ciudad, y los inventos para comer galletas usando un esfero y que no nos dijeran que no. No olvidaré la cinnamon challenge y todas las actividades que quisimos intentar solo por una risa. Te recordaré con tu alegría, tu cariño, tu sonrisa y tu certitud al verlo todo con un humor romántico que llevaré conmigo.
De tus berichos.