En Memoria de Ana María Arango Jiménez

Asohelvetia se une al sentimiento de pesar por el fallecimiento de Ana María Arango Jiménez y comparte este texto escrito por sus compañeros de colegio en su memoria, en el primer mes de su partida.

Para Ana

Algún día construiré una casa tapizada en terciopelo en nombre de esa carta que nunca llegó, de esa risa contagiosa y de esas zancadas gigantes de una niña loca con sombrero de Speedy González que nos marcó para siempre.

Estará decorada con frutas de todos los colores, que nunca se pudran, y cada cuarto tendrá el aroma de una de ellas: manzana, piña, arándanos, ciruela, durazno… (papaya quizás no). Además, todas las ventanas de la casa tendrán un filtro ultravioleta reforzado, para que los rayos de sol que entren a calentarla acaricien la piel sin lastimarla.

Tiene que haber un closet enorme, para que guardes toda tu ropa y la que falta por llegar, no solo son telas, llevan consigo tu afecto, y un millón de significados que les impregnas cada día, tu estado emocional, tu posición política, y una historia particular tras cada objeto, como el collar que te regaló Martha o el saco que diseñaste para tu monografía.

Y un cuarto lleno de libros y una cama que casi no deja espacio para caminar, donde se habla solo de cosas que se pueden explicar de más de una forma y tú eres la única que sabe cuál es la correcta. Donde defines que el romance es lo único que vale la pena y a lo único a lo que no hay que acercarse; donde los buenos líquidos para el cuerpo son agua de la isla Fiji y el vodka de vainilla, los buenos planes son un bowl vegano planeado y una escapada nocturna sin expectativas; y las preocupaciones del día se discuten como un efímero estorbo y un eterno testigo de la autenticidad de tu apoyo incondicional y tu amistad.

Nos quedaríamos horas encerradas burlándonos de todo y riéndonos como unas locas, poniendo música de fiesta, pero también la música más romántica. Comeríamos sanduche de zapallo con jugo de lulo o solo nos quedaríamos acostadas en la cama hablando de bobadas y mirando al techo.

De vez en cuando prenderé un palo santo y cerraré los ojos para escucharte galopar por toda la casa como solías hacerlo en la tuya. Además, escucharé nuestras risas en el fondo de mi memoria para contagiarme de tu alegría.

Habrá una pintura de Cartagena, para acordarse de la aventura por las calles de la ciudad amurallada para conseguir LA mejor ensalada de Crepes y Waffles, para después comerla sobre la muralla acompañados del atardecer. Nadie mejor para un paseo así.
En la esquina hay un pequeño cuadro hecho por mi -del cual solamente me dirás que me quedó horrible y “muy de mi estilo”- con una frase que me dijiste en un desayuno en el que comiste una hamburguesa y tres milos mientras te miraba asombrada; “es que me di cuenta con la enfermedad, que la vida hay que disfrutarla y vivirla mucho más”. Gracias por enseñarme a vivir. Te llevo conmigo siempre.

En la cocina tendré toneladas de esa comida vegana, para llenar platos y bandejas como esas que te servías en el colegio,

Tu mousse de chocolate hecho de aguacate que no sabe a aguacate.

Y el recuerdo de mi primer brownie vegano, nunca me voy a olvidar del sabor. Gracias por compartir conmigo tantos días, tantas risas. Fuiste gran parte de mi alegría en el colegio y estaré siempre agradecido contigo y tu energía que todavía contagia desde donde sea que venga. Te adoro, Anita, la fashionista vegana.

Sólo recuerdos hermosos, recuerdos bellos. Crisis en la universidad que nos ayudamos y siempre terminamos riendo, un tote bag, las cartas de amor de chiquitos y una sonrisa siempre me van a llenar el alma de Anita, eterna.

Pensaré en todas las risas en el bus del colegio cuando éramos pequeñas, las canciones que compusimos mientras el recorrido iba por la ciudad, y los inventos para comer galletas usando un esfero y que no nos dijeran que no. No olvidaré la cinnamon challenge y todas las actividades que quisimos intentar solo por una risa. Te recordaré con tu alegría, tu cariño, tu sonrisa y tu certitud al verlo todo con un humor romántico que llevaré conmigo.

De tus berichos.

Recordando A La Profesora Pepita Gómez

María Josefa Charria de Gómez- Alias Pepita o la Señora Pepita.  Bogotá (1.929-2021)
Homenaje de sus hijos al cumplirse dos meses de su fallecimiento.

Pepita amó su vida y su profesión.  Se formó en el Instituto Pedagógico, comenzó su labor de enseñanza en el Gimnasio Moderno, en el Colegio Helvetia fue profesora por más de 30 años y finalmente colaboró en la Escuela del Barrio Juan XXIII. En estas instituciones tuvieron la fortuna de tenerla, acompañando a crecer a muchos niños y jóvenes y de su mano encontrando la pregunta, manteniendo la sorpresa y fortaleciendo su confianza en la vida.

Maestra impecable, amiga amorosa, mujer con tesón y de admirable valor, son algunos de los adjetivos que hoy le han regalado alumnos, amigos y familiares al escribirnos para referirse a su partida.  Compartimos algunos de los saludos recibidos.

Dice Philipe Lattion “Mi papá la molestaba mucho con la canción Pepita mi corazón, y no le gustaba para nada. Qué bellas épocas, se encontrarán en el mas allá, deseándole un buen y eterno viaje a lo desconocido. Las estrellas brillaran de todas sus centelleantes gamas de colores”

Silvia Murer recuerda : “Pepita fue una excelente profesora, estricta pero justa. Sus clases de historia y geografía eran geniales. Recuerdo que un día nos llevó hacia los laboratorios de física y química que quedaban en el segundo piso, donde había un balconcito perfecto para interpretar aquel momento histórico del florero de Llorente. Los compañeros más atrevidos actuaban en nombre del virreinato y a nosotros los demás mortales nos tocaba de criollos, armados de nuestras reglas de madera y haciendo bulla como si fuera la revuelta original.

Y ¿cómo olvidar ese cuaderno de geografía con las espigas de cebada o las hojas de tabaco pegadas según íbamos pasando de región en región de este enorme país nuestro que ella tanto amó? Pero, francamente, ¿cómo motivarnos en castellano? No recuerdo más que sufrimientos, reglas de gramática y ortografía sin sentido y poesías larguísimas para grabarse de memoria, ¡qué horror! Al menos la compensación eran los ensayos de bailes típicos que organizaba con el profesor Castillo, y luego la representación durante la sesión final de cada año con los trajes elegantes o típicos y toda la decoración necesaria.

Gracias a que mi mamá y mi tía Beatriz (profesora de biología en el Nueva Granada) eran amigas de Pepita, tuve la suerte de conocerla en su vida privada también, especialmente cuando pasó unas vacaciones en nuestra casa de Coveñas. Durante años practicó el yoga que enseñaba Rena Jeanneret (la tía de la linda Nicole) y por eso hasta bien entrada en años se conservó divinamente. Además, era muy fácil y alegre durante los viajes, en los cuales aprendía uno cantidades gracias a sus observaciones. Uno de esos fue en 1982 por Europa con mis hermanas y mi mamá, por tren, barco y hovercraft para atravesar el canal de la Mancha, donde le dio un mareo atroz pues aún no existía el túnel. Finalmente, Pepita no sólo devoraba libros sino que tenía una memoria excelente, así que era un placer recibir sus recomendaciones para comprar los más interesantes y mejor escritos.

¡Qué suerte haberla conocido!

PS: Añadí los signos que abren la interrogación y la exclamación únicamente en honor a Pepita ¿Alguien los usa todavía?”

Julián Serna escribe : “ Me acuerdo del mapa de Cundinamarca con las tres cordilleras de plastilina y el mapa del Distrito Especial con los pueblos vecinos de Bogotá: Suba, Usaquén, Engativá, Fontibón, Bosa y Usme. En ese orden claro! Y tocaba indicar con el brazo hacia dónde quedaban.”

De Felipe Muñoz: “Muy querida. Amable. Con rigor pero con una gran dulzura nos llevó de la mano. Entre gallos y media noche recuerdo las regiones cundinamarquesas que debimos aprender entonces. Tal vez, porque Germán era otro más, parecía y actuaba como una gran mamá. Solo gratitud e infinito aprecio.”

Ana Cristina Guzmán trae a la memoria  “ los dictados, tildes bien ubicadas, puntuación, el inmenso cuaderno de mapas donde dibujamos el croquis de Colombia con sus accidentes geográficos y sobre todo sus ojos vigilantes a la hora del almuerzo y el recreo. Todavía sabemos escribir bien, con buena ortografía y usando un sin número de reglas gramaticales que están grabadas en nuestra memoria”.

Juan Pablo Parra anota que “ nos es posible recordar con mucho amor a la mujer dulce y maravillosa que nos enseñó a leer y a escribir y que me mostro el camino fantástico de las letras.”

Hermana y familiar generosa que, con pequeños detalles fue poblando su vida para encontrar en ella la alegría a través de las muestras y los recuerdos de su amor por Carlos Gómez su marido, por sus hijos y sus nueras, por cada uno de sus nietos y bisnietos, sobrinos y hermanos. Para todos ellos fue sostén en los momentos difíciles y compañía deliciosa de intrépidas o sencillas aventuras.

¡Gracias a nuestra Pepita por haber estado con nosotros en esta vida. Con tu sonrisa conmovida seguirás acompañando a todos los que contigo nos encontramos!

El Negro y Pepe.

Recordando a Juliana Villa Morales

Juli Juli,

Te fuiste de nuestras vidas hace un año; pero no importa cuánto tiempo pase, te quedaste en el corazón de todos intacta, con esa risa contagiosa y tu linda sonrisa que nos va a hacer acordarnos de ti siempre con mucho amor y con el sentimiento imborrable de una amiga amorosa y auténtica.

Hoy cuando recordamos tu vida, entendemos que viniste a enseñarnos que todo es posible, que se construye desde la confianza, que se vive con intensidad gozando cada minuto que pasa y que cualquier situación de la vida se enfrenta con valentía. Viniste a llenarnos de colores para que simplemente te recordemos con una sonrisa desde el corazón.

Gracias  por habernos escogido para caminar juntos en tus sueños como mamá, como socia, como amiga y como hermana.

 

Aquí honra tu vida la familia enorme de personas que te adoramos, que te admiramos y que le hablaremos por siempre a Antonio y a Martina de la belleza, ternura y firmeza que te hicieron única.

Te adoramos y vivirás eternamente en nuestros corazones.

Tus amigos helvetianos del alma.

En memoria de Juanita Bustamante Pilone

Bogotá 1944 – Buenos Aires 2020

Promoción 1962 del Colegio Helvetia

A la comunidad de exalumnos del Colegio Helvetia:

Queremos compartirles que nuestra querida compañera Juanita Bustamante Pilone murió hace unas semanas en Buenos Aires, Argentina, donde residió los últimos treinta y cinco años de su vida. Como compañeras de colegio y amigas, queremos, agradecidas por su vida, recordarla con la alegría de haber compartido muchos momentos importantes de nuestras vidas.

Juanita, compañera de clase, siempre preocupada por sacar muy buenas notas, era observadora, traviesa, miedosa y con sentido del humor. Recordamos el gran aprecio a casi todos los maestros, que a lo largo de la vida podíamos sentir en sus remembranzas de la vida escolar. Encantada con las clases de Historia de Colombia y las de Latín, cuyos dos profesores fueron su admiración: el profesor Ribero y monsieur Rebeaud. Le gustaban también la clase de Física y la de Química, y recordamos cómo en los ratos libres en el colegio y a lo largo de la vida nos imitaba a esos profes, a una de las profesoras de inglés, al de Álgebra y a la bibliotecaria, a quien apodamos “Gallo” por su pelo muy colorado.  Siempre bien portada en las clases, salvo cuando se escondía con otras compañeras en el clóset a la hora de la clase de álgebra, o nos convidaba a llevar cucarroncitos en nuestros sacos para soltarlos en el salón de clase y así asustar a un profesor de Latín que no nos gustaba.  Quería unirse a todas las aventuras, y aunque con mucho miedo de los regaños y castigos que podrían conllevar, muchas veces entraba en ellas por acompañar a las amigas.  Creo que de todo ello aprendió a ser osada y a darse cuenta de que valía la pena, y así lo vivió posteriormente a lo largo de su vida profesional, de investigación, y su vida social en general.

Juanita tuvo siempre un especial sentido estético y disfrutó de muchas de las artes. Especial mirada tenía con el vestuario, era buena cocinando y recordaba mucho las recetas de su madre, aunque decía que no las hacía tan bien como su hermana menor, Mady (Magdalena).  El cine y la poesía encontraban siempre espacios especiales en su vida. Amó pintar y en los últimos años, en medio de todas sus tareas de investigadora, hizo tiempo para dedicarse con mucha alegría a varios cuadros de los que estaba muy orgullosa.

Juanita nació para estudiar y en ello puso gran parte de su energía vital.  Desde el colegio veíamos cómo no quería dejar de hacer una tarea, y en ello ni las dos mejores alumnas del curso le ganaban: le empataban. Ella tenía siempre preguntas en todos los temas, y la energía que no tenía que dedicarle al estudio del francés, lengua de su madre, que dominaba, la dedicaba en el colegio especialmente al estudio de las ciencias bio-fisico-químicas. Así su vocación profesional de Bioquímica se fue definiendo desde los hermosos laboratorios de física y química que tuvimos la suerte de habitar en el colegio y de la mano de sus dos dedicados maestros.

A continuación podremos leer el obituario que dos de sus compañeras de trabajo le han escrito en donde dan testimonio de su carrera profesional en Argentina.

DRA. JUANITA BUSTAMANTE

Publicado el 14 de septiembre de 2020

Con profunda tristeza, lamentamos comunicar el fallecimiento de la Dra. Juanita Bustamante, quien ha sido una excelente docente de esta Casa de Estudios, además de una destacada investigadora y un ser humano excepcional.Juanita obtuvo su título de Doctora en Ciencias Químicas de la Universidad de Buenos Aires, bajo la dirección del Dr. Alberto Boveris en la Cátedra de Fisicoquímica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Desde los inicios de su formación científica, abordó el tema del metabolismo de los radicales libres del oxígeno y el estrés oxidativo celular.

Realizó su formación post-doctoral en el Instituto Karolinska en Estocolmo, donde se especializó en el estudio de los mecanismos moleculares de los procesos de apoptosis. A lo largo de su trayectoria académica, Juanita publicó más de 60 trabajos científicos enfocados al estudio del estrés oxidativo, la fisiología mitocondrial y la muerte celular.

Durante los últimos años, continuó con la labor científica como Investigadora en el Centro de Altos Estudios en Ciencias de la Salud, Universidad Abierta Interamericana, desarrollando estudios de citotoxicidad, apoptosis, disfunción mitocondrial y metabolismo del calcio.

Además de su actividad como investigadora científica, Juanita se destacó por su amor a la docencia, dedicándose durante toda su carrera a la tarea de enseñar y trasmitir conocimiento, tanto a estudiantes de grado como de post-grado, con gran compromiso y devoción.

Los que tuvimos la dicha de haber conocido a Juanita, mantendremos vivo el recuerdo de su gran entusiasmo, su pasión por la ciencia y su calidez humana.

Acompañamos con todo nuestro afecto a su familia en este difícil y doloroso momento.

Recordando a Andrés Parra Álvarez

El 24 de septiembre se cumplieron cinco años del fallecimiento de Andrés Parra Álvarez, quien se habría graduado en el Colegio Helvetia en el año 2019. Su mamá, María Inés, su papá, Carlos, y su hermano, Juan Santiago, quieren recordarlo compartiendo esta lista de las canciones que le gustaban a Andrés.
 
Con mucho afecto AsoHelvetia se une a esta conmemoración.

Aquí te va una playlist para ti…
Andrés Parra Álvarez de Juan Santiago Parra

Viviras siempre en nuestros corazones Richi

Richi nació en Bogotá en febrero de 1956, de padre suizo y madre colombiana. A los 6 años viajó a Suiza; allí permaneció hasta los 18 años en diferentes internados de educación especial, recibiendo entrenamiento para el trabajo, que hiciera más fácil su inclusión social. Richi tenía Síndrome de Down.

A su regreso a Bogotá en agosto de 1974 había olvidado el español y hablaba solo suizo alemán, a su manera, con una gramática rudimentaria, un vocabulario básico y una articulación confusa. Como en Suiza ayudaba en una cafetería, el rector del Colegio Helvetia, Karl Schmid, lo aceptó en prueba para trabajar en la cocina. Richi logró integrarse y hacerse entender y querer. Estableció una sólida relación con las «seños», y con ellas organizaba el comedor y se encargaba de las medias nueves de los niños de preescolar.

Le encantaba la música alegre y bailar a su ritmo. Los fines de semana nadaba en la piscina de su club y jugaba tenis contra el muro. En sus horas libres, con mucha paciencia, hacía rompecabezas de mil y más fichas, paisajes suizos que Clarita, su mamá, enmarcaba.

Amaba su trabajo, era sagrado para él. Su entrega y dedicación eran tales que cuando lo dejó el bus del colegio y su papá le dijo que se quedara en casa, ¡se escapó por una ventana y unas horas después apareció en el colegio! Nadie sabe si tomó un camino directo o siguió la ruta del bus.

A punto de cumplir 30 años en el Helvetia, en 2014, su salud empezó a debilitarse. Se internó en un hogar especial donde lo cuidaron muy bien. Pero todo tiene un fin y el de Richi llegó en plena pandemia, sin poder despedirse, sin recibir un abrazo de su mamá. Vivirá en los corazones de todas las generaciones de exalumnos que lo conocieron,  de  los profesores y empleados que con tanto cariño lo acogieron.

Nuestras condolencias para Clarita y para sus hermanas Mónica (promoción 1974), Silvia (1976) y Patricia (1983).

Rafael Ribero Blanco, “el profesor Riberitos”

Profesor de educación cívica, historia y geografía de Colombia por cerca de 30 años en el Colegio. Siempre tuvo muy presentes a cada uno de sus alumnos; a todos los recordaba personalmente y en su contexto del curso. Su dedicación y el cariño que les profesaba se vieron retribuidos por el afecto y reconocimiento que recibió de ellos. La mejor descripción de lo que él significó para el colegio, y al mismo tiempo el más significativo homenaje, es el testimonio de quienes, con motivo de sus 100 años de vida, el 19 de noviembre de 2014, le enviaron sentidos mensajes que aludían a su bondad, paciencia y cercanía. Resaltan la importancia que daba a la educación para la vida y al ejemplar ser humano que influyó en cada uno de sus estudiantes, no solo con sus conocimientos sino, especialmente, mediante su manera de ser. Notas que lo llenaron de alegría y satisfacción en sus últimos días de vida.

Compartimos algunos mensajes:

 “Icónico personaje de nuestra vida Helvetiana.  Nadie que haya recibido una clase del profesor Riberos puede olvidar su paciencia y maestría como profesor. Aparte del enorme volumen de
conocimiento transmitido,  recuerdo particularmente una clase que se la dedicó al tema del orden:  «cada cosa en su lugar, un lugar para cada cosa» e incluyó, entre otros, el debido orden para  leer el periódico que aun hoy utilizo: «hay que leer lo importante, la primera página, sin ignorar el editorial y sus columnistas, que «les dará pereza leer», pero que es lo «más importante» y ojear el resto, lo que no trae sustancia»… Desde ahí, leo editoriales y columnistas.  De ahí también mi avidez por leer sobre el conflicto Judío-Palestino para preparar mis argumentos de aquellos legendarios debates con Chiqui.  En cuarto, con Riberos, aprendí a debatir ideas, política, a desarrollar ese pensamiento liberal y crítico que tanto le agradezco al colegio que me haya inculcado a través de él y de otros. (Federico Kallmann, promoción 1976)

Cuando al cabo de los años la memoria lejana tiende a resurgir, en mi caso me permite recordar la paciencia, ecuanimidad y disponibilidad que tuvo en esos años de nuestra turbulenta adolescencia. Se habrá enterado de que lo llamábamos Riberitos, como expresión del respetuoso cariño y aprecio que sentíamos por nuestro dedicado profesor” (Jean Claude  Koster, promoción 1961)

 “Los años pasan pero las huellas de los grandes perduran para siempre, para nosotros usted es uno de esos grandes.  ¡Qué gran ejemplo nos dio! ¡Mil gracias! Llevaremos para siempre en nuestros recuerdos los tan especiales y cariñosos consejos que nos dio cuando siendo sus estudiantes, apenas empezábamos nuestra relación de novios de colegio, hoy con más de 50 años unidos, felices y ya con nieto”. (Carlos Eduardo Jiménez. promoción 1966, María Eugenia Pabón de Jiménez, promoción 1971)

“No sé si se acuerda de mí, Micheline Huber, graduada en 1973, pero yo sí me acuerdo de usted con mucho afecto. Gracias a usted no solo recuerdo las últimas palabras de Simón Bolívar sino a un profesor que nos guio demostrándonos siempre que nos quería”.

 “Mis más grandes saludos,  abrazos y bendiciones de Dios para este gran GUERRERO y FORJADOR de mentes y corazones. Gracias por habernos inculcado valiosas lecciones de vida que aún permanecen en nosotros.” (Jussi Erikainer, promoción 1966)

“Ninguno de nosotros podría olvidarlo, magnífico profesor y mejor ser humano”. (Thomas Huber, promoción 1963)

“Quienes fuimos sus alumnos hace ya muchos años, no podemos olvidar, además de sus lecciones de historia, su talante, paciencia y espíritu siempre afable y cordial. Nuevamente nos da una lección de vida con su excepcional cumpleaños. (Roberto Pineda, promoción 1968)

Siempre disfrutó la cercanía de sus alumnos, nunca faltaba cuando lo invitaban a las reuniones de exalumnos, se sentía feliz de verlos y compartir con todos nuevamente. Así lo encontraremos en el cielo, rodeado del cariño que da y recibe con tanta naturalidad y alegría.

 

Gracias por tanto, profesor Raúl Cubillos.

Gracias por tanto, profesor Raúl Cubillos.

AsoHelvetia se une al sentimiento de pesar por la partida el pasado 8 de junio del profesor Raúl Cubillos, tan querido y admirado por todos los que lo conocimos. Con él desarrollamos desde 2017 el programa de Charlas de Exalumnos como parte de la orientación vocacional del colegio para los cursos de 11 y 12. Un gran coequipero, siempre amable, motivado, y buscando nuevas alternativas para ofrecer lo mejor a sus alumnos.

Publicamos este mensaje de despedida de su grupo de alumnos de la generación 2010 B:
Lamentamos profundamente la muerte de Raúl. Fue nuestro director de curso los últimos tres años de colegio. Lo recordamos imponente en medio de la cancha de fútbol, organizando juego, hecho una máquina para los torneos de intercursos. Lo recordamos en los exámenes de biología, estricto y justo a la vez, serio pero de buen humor, preparado para oírnos y ayudarnos, para alinearnos si era necesario, convencido de que un verdadero maestro está mucho más allá de las notas y de su propia asignatura. Fueron muchos los sábados de servicio social, las clases, los chistes malos, los chistes buenos, su risa cada vez que le poníamos un apodo nuevo, las patadas en la cancha, los regaños, sus millones de ayudas, de intentar sembrar en nosotros algo parecido a la conciencia social, su generosidad al regalarnos su paciencia y su tiempo, su incansable manía de buscar hacernos mejores personas.

Hace poco le compusimos una canción para que se acordara que había muchos pelados por ahí sueltos, que ya no son pelados sino adultos, que en buena medida le deben esa transición a él. Como suele suceder con estas cosas, se la enviamos demasiado tarde. Nos duele su muerte y le mandamos un abrazo a su familia, a sus amigos y a todo el que lo quiera recibir.

Chao Ultra,
Generación 2010 B

Buen viaje, querido Rodrigo Niño

Hoy recordamos con cariño a Rodrigo nuestro amigo quien se nos adelantó para «esperarnos y encontrarnos al otro lado» como él mismo lo dijo hace unas semanas. Fue un hombre simpático, con un buen sentido del humor, carismático y enérgico. Durante su permanencia en el Colegio vivía rodeado de gente, sin importar si eran de cursos superiores, de alemán o de francés, simplemente era amiguero y divertido.

Dejó recuerdos imborrables también en algunos profesores como Angelito, el Teacher, o Mauricio Morales con quien nos reunimos hace algunos días para recordarlo. Se casó con Juanita con quien formó una linda familia con tres hijos y en los últimos años Mercedes complementó su corazón. Fue un emprendedor innato reconocido por sus habilidades en los negocios promocionando el famoso Crowdfunding principalmente en Colombia, Miami y New York. En los últimos años financió estudios de medicamentos alternativos para los tratamientos de enfermedades terminales. Su fama nunca lo alejó de sus amigos del Colegio, de hecho, siempre quería estar seguro que todos, de alguna u otra manera, estuviéramos bien. Su generosidad era amplia y recordamos cómo hace unos años, en New York levantó la copa para brindar por los amigos del Colegio que son «los verdaderos amigos».

Siempre permanecerá en nuestros mejores recuerdos y en nuestros corazones. Buen viaje querido Rodrigo y gracias por permitirnos haber compartido junto a su lado estos pocos años, gracias por enseñarnos que su viaje inició rodeado de paz y tranquilidad. Recordamos cariñosamente también a sus padres a quienes, junto con su hermana Catalina, su sobrino Diego, a Juanita, sus hijos Santiago, Pablo, Lucas, y Mercedes les hacemos llegar nuestro más sentido pésame.

¡Un abrazo de sus amigos y compañeros, especialmente promociones 89, 88 y 87!

Lo recordaremos siempre, profesor Absalón Rodríguez

Lo recordaremos siempre, profesor Absalón Rodríguez

El profesor Absalón Rodríguez nos ha dejado. Más que un profesor fue un maestro de quien recibimos amplios y profundos conocimientos de química orgánica e inorgánica y, los más afortunados, de anatomía y fisiología, materia que desapareció del pensum en los años 70. Como los verdaderos maestros, nos inculcó la integridad, la disciplina, el respeto por nosotros mismos y por el otro. En más de uno sembró el amor por la investigación. Serio, siempre justo, abierto a recibir un comentario gracioso, generoso con su tiempo y su saber, afectuoso aún al momento de imponer una sabatina, no dudaba en dar una segunda oportunidad a quien la merecía.

Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, formó generaciones del Colegio Helvetia desde 1966 hasta 1998. Lo recordaremos siempre con su bata blanca y su figura de Clark Kent, caminando por el segundo piso del edificio que daba a la Avenida Boyacá y que compartía con los alumnos del último año. AsoHelvetia se une a este homenaje desde el afecto de todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo.